LA AUTOCOMPASIÓN: 2 HISTORIAS PARA APRENDER SU SIGNIFICADO
Elisenda Bolívar Comentarios 0 comentarios
Descubre dos relatos para entender qué es la autocompasión y pon en práctica los ejercicios que se recomiendan.
Celia es una mujer independiente, con temperamento y gran determinación. Se crió en un hogar humilde, con unos padres trabajadores que le ofrecieron amor y cuidados.
Celia, que era consciente de como sufrían sus padres para llegar a fin de mes, no quiso sobrecargarlos cuando empezó los estudios universitarios. Trabajaba en una panadería a media jornada mientras hacía malabares para asistir a las clases presenciales en la universidad. Se graduó como enfermera y comenzó su periplo de turnos de 12 horas, intentando conciliar con su vida familiar.
Cuidaba a sus hijos, cuidaba a sus padres y cuidaba a sus pacientes. Pero Celia no sabía cuidarse a sí misma. Se olvidó de su cuerpo y pasaba largas horas acompañando y sosteniendo a los enfermos de su centro de salud.
Un día como cualquier otro, lluvioso y frio, Celia empezó a notar una fuerte opresión en su pecho, palpitaciones y una sensación de mareo que no le permitía mantenerse erguida. No podía respirar, no podía levantarse. Durante 10 minutos se sintió vulnerable, perdida, muerta. Pero lentamente el aire volvió a entrar en sus pulmones, su corazón se ralentizó y de sus ojos brotaron lágrimas. Las lágrimas no cesaban.
Celia nunca había escuchado a su cuerpo, no sabía hacerlo. Así que su cuerpo gritó, le gritó que necesitaba atención, amor y cura. Necesitaba aprender a compadecerse a sí misma. Darse los cuidados que daba a los demás. Ella también los merecía.
A medida que Celia se comprometía a tratarse a sí misma con la misma compasión que mostraba a sus pacientes, su ansiedad desapareció gradualmente. Aprendió a escuchar las necesidades de su cuerpo, aprendió a establecer límites personales y laborales y a priorizar su bienestar físico y emocional.
Propuesta para Celia:
- Aprende a decir no, a marcar límites de manera educada y respetuosa. Cuidar de los demás es positivo, pero también encontrar momentos para tu propio autocuidado.
- Encuentra momentos para practicar ejercicio físico, yoga o meditación. Te servirán para mejorar tu bienestar emocional, físico y mental.
- No te culpabilices por cuidarte. Si tu estás bien, podrás cuidar mejor a los demás.
David es informático y pasa horas y horas tras la pantalla de su ordenador. Trabaja desde su habitación, en un piso que comparte con un gato y muchas novelas de ficción. En sus pocos ratos libres ayuda a un amigo a desarrollar la página web de su negocio.
A veces David se pregunta cuando fue la última vez que fue a un bar a tomar unas cervezas. Se ríe al pensar que en ocasiones está tan sumido en su monitor que no sabe con exactitud en que estación del año nos encontramos.
Se ríe, pero una punzada de dolor se asienta en su estómago. Esta es la vida que quiso, pero, ¿se estará olvidando algún detalle?
Tras unos días de mucho estrés por el lanzamiento del startup de su amigo, con el que estaba colaborando, David estaba dando los retoques a la página principal de la web. Sin darse cuenta, en uno de los pocos momentos en los que no miraba a la pantalla, Leo, su gato, saltó encima del teclado y borró el contenido.
La primera reacción de David fue de enfado y se vio a si mismo gritando a su gato que lo miraba con cara expectante sin entender de qué iban esos gestos que su compañero de trabajo estaba haciendo con los brazos.
Tras los gritos, silencio. Silencio. Y una pequeña mueca en la cara de David que terminó en carcajadas por lo irracional de gritar a su gato como si supiera lo que estaba haciendo.
David suspiró. Nadie era responsable. Los acontecimientos en ocasiones son incontrolables, y más cuando convives con un gato. Se sentó al lado de Leo y le pidió disculpas acariciándolo suavemente. Se dio cuenta que debería pasar más momentos al lado de Leo y que necesitaba un respiro ante tanto trabajo.
Propuesta para Carlos:
- Añade rutinas de autocuidado a tu vida diaria. Esto incluye descansar lo suficiente, hacer ejercicio regularmente, alimentarse bien y dedicar tiempo a actividades que te gusten.
- Escucha las señales de cansancio de tu cuerpo
- Busca apoyo cuando lo necesites. Quizá una conversación con unos amigos puede ayudarte.
¿Y tú, como practicas la autocompasión?